Cuenta la historia una leyenda que nació en una región del Norte de Santa Fe. Entre la tierra árida y las llanuras de un monte con gramillas, nace un árbol. Su tronco se hizo enorme y echó raíces firmes que ningún viento podía doblegar. Los habitantes de la zona pasaban horas meditando debajo de este oasis en medio del inhóspito lugar.
Su verde follaje tenía seis ramas principales que hacían de brazos cubriendo rostro, tronco y piernas. El árbol Padre contra todo miedo le decían ya que es el padre quién resguarda de los males. Seis son las alas de los serafines que cubren al hombre de sus miedos- reverso de la fe y anclaje de los grandes desatinos en creencias paganas.
Ciertas personas empezaron a disputarse el lugar y la ambición se apoderó de ellos. Cada ser se volvió egoísta y avaro.
Fueron embestidos ya que sus almas estaban permeables por Mamón. Ese es el nombre del demonio y significa “riquezas” (Luc. 16:13). No gobierna en trono de oro, pero habita en corazones de carne, en donde la aflicción corre el riesgo de ser esclavitud.
No pide diezmos ni pretende recibir ofrendas, precisamente porque anhela que el dinero siga en tus bolsillos, en ellos se encuentran sus bóvedas siniestras. No está dispuesto a confraternizar con los que hablan de la prosperidad, pues es más seguro tener las riquezas por el trabajo que viviendo por fe, y el único tributo por él exigido es trabajar hasta perder la vida por una moneda de peso.

El árbol cambió sus follajes y del verde fresco se cubrió de helada escarcha salada. Una nieve de sal sin sazonar nada pues no sabía. al gusto. El ángel debió abandonar la raíz de tantos males.
La tierra se cubrió de esta plata sin valor y el hombre entró en caos.
Una luz blanca se hizo trueno y de allí descendieron seres alados que aun hoy son indescifrables para los ojos cerrados del alma que no desea ver.
El árbol posee dos caras- el bien y el mal. Eclipsa verlo.
Sólo que se está en un sitio o en otro.
Dios dejó al libre albedrío al ser humano: la vista del ser o la ceguera del mismo…
A partir de aquí existe una guerra que es silenciosa pero tangible al espíritu.